sábado, 12 de mayo de 2012

Guerrera del Camino


No recuerdo el momento exacto en el cual conocí a esta guerra del camino, tal vez fue en los pasillos de la universidad, tal vez en una noche de copas, tal vez en un parque nocturno de guitarras, en la lluvia o bajo la luna, tal vez en todos estos tal vez…tal vez no importa, ya que sus ejemplos han hecho que esos tal vez se diluyan con su presencia. Acá su música.

Dedos sobre la Proyección

El guerrero siempre está listo a la hora de esquivar las flechas del destino, está listo para luchar cuando todo parece perdido; al lado izquierdo los combatientes caídos, al lado derecho los que siguen en pie de lucha y al frente la muerte inminente que amenaza sus sombras. A la hora del combate, un frio sube por sus rodillas y hace vibrar sus costillas, un aire cálido con olor a hierbas entra en sus fosas nasales, como cuando se respira en el jardín del Edén, engañando sus sentidos en favor a sus miedos. No se tiene otra opción que seguir en pie, que seguir mirando a la muerte con la valentía cobarde de quien no conoce a su contrincante.
Su lanza parece tener vida, apunta hacia el cielo, donde irá su alma si no logra vencer su cobardía, apunta hacia la tierra donde será sepultado si logra dar en el corazón de quien lo intimida, pero no resiste lo suficiente como para vivir en el corazón de lo vencido.

El enemigo avanza como una veloz corriente de agua, busca encaminarse por las grietas de la tierra, que no son más que los temores del guerrero. El guerrero mueve sus dedos como si le comunicara a la lanza la proximidad de la muerte hecha agua, solo respira y siente el latido de su corazón queriendo escapar por sus oídos, pero el guerrero no lo deja escapar, y lo hace música con el sonido de las tripas hechas nudos en su alma. La lanza oxidada por el agua y el sol de las batallas que tiene que llevar a cabo todas las noches a la misma hora, es tomada por el guerrero con temblor firme, se dispone a luchar como siempre y como nunca por lo que sueña cada vez que mira el cielo y el reflejo de la luna, que hace que su circulante sangre siga recorriendo el cuerpo y no sea derramada en tierra, en aquella tierra de colchones orgánicos, de engañosos colores que pueden hacer perder hasta el más intenso color primario del anhelo.

Es la hora de apuntar, si no es ahora, no será jamás, o tal vez será mañana si y solo si lo logra hacer esta noche. Un sol enceguecedor nace en el este, un sol más brillante que el del oeste, con la magia de quienes están dispuestos a luchar por más que la naturaleza de las cosas simples sean contradictorias a la hora de soñar. La muerte como agua, está a punto de tocar sus dedos, pero, la luz del sol del este evapora la muerte, como se evaporan los miedos cuando se está de frente. El vapor recorre el cuerpo del guerrero como fuerza infinita en lo finito, recordándole la batalla vencida de la noche anterior, y la que está por vencer en la noche de hoy.

Solo la luz del sol del este en el nuevo amanecer mostrará la victoria a quienes estén dispuestos a dar su vida en cada noche con la esperanza del rayo iluminador, a quienes estén parados en el campo convencidos de entregar su vida, antes que esperar  su muerte, a quienes miren más allá del sol del este y no dejen hundir sus dedos en el agua de la desesperación.

La lucha se hace desde la distancia, ella muestra la valentía guerrera de quien pelea. Soy guerrera, soy hija del sol cósmico del este, del valle sin nombre, dispuesta a mirar al sol que evapora la espera, así los dedos tarden en tocar el rayo que le da prisma a mi cuerpo, alma y aliento. Si no sigo en lucha, el agua evaporada en las nubes, volverá como lluvia, jamás dejara ver cuan grande es sentir en la espera del vivir y cuan inmortal es el amor cuando la espera se hace real, sobre la proyección de los dedos como tacto de pasiones en resurrección.
 Sos vos, soy yo, en la batalla, del agua que nos quiere ahogar y el sol que inclina sus rayos para podernos salvar.

Nataly Salazar Salazar
Serrano, Buenos Aires, Argentina.

Chica Mala, entre lo Comercial y lo Necesario


La niña Mala de Vargas Llosa, tal vez difiera del personaje ficcional que construí después de la vivencia con la conocida de un amigo de la universidad. Siendo mi Chica Mala más joven que la de Llosa, en cuanto a relato se refiere, no conoció a su homónima peruana, la ‘chilenita’, quien se hizo pasar por habitante del digno Miraflores, e hizo de la vida del pobre Ricardo Somocurcio una tragedia de amor.

El personaje principal de la novela de Llosa, padeció casi toda su vida los desniveles anímicos que su trágico amor, la ‘chilentita', le dejó en sus ires y venires. No fue tanto el impacto que causó en mí aquella mujer, que para entonces tuviera unos 20 años y que entre fiestas y copas universitarias me dejó una sensación de desamor, tal vez la primera ‘real’. Esta sensación me llevó a buscar alternativas para olvidarla, y no fue más que la expresión de esa misma sensación, la que potenció su olvido; expresé, de la única manera que sabía hacerlo, ese sentimiento que me afligía. Una canción fue lo que resultó, y por medio de ella construí todo un personaje, que fue mucho más allá, en mí, de lo que aquella ingrata universitaria pudo ir.

Tal vez estos dos personajes de ficción, la Niña Mala de Llosa y mi Chica Mala, difieran enormemente desde diversos puntos de vista, sin embrago los dos son producto de instancias humanas que, mal que bien, produjeron pequeños mundos ficcionales. Claro está, es más que necesario para mí, y por supuesto percibido por usted querido lector, resaltar las diferencias que más que evidentes, son enormes en estos dos personajes que representan a su vez, una maravillosa tradición literaria, y una nueva canción de la industria comercial a veces tan light, pero que sincera y humana fue necesaria a su autor.

Entre aquella época universitaria, escribí una canción, la cual poco tiene que ver con la mujer que, digamos, la inspiró. La canción tiene, en líneas escritas,  dos Versos y un Coro por medio de los cuales busca transmitir la idea de que hay una Chica Mala suelta, con la cual no debes relacionarte. Y no es que me interesase salvar a los hombres de las mujeres malas, mucho menos resaltar el papel de una buena mujer en la sociedad, solo, como mencioné, quería expresar una sensación de ‘tristeza’ que me pegaba fuerte.

Escogí un círculo armónico básico de cuatro acordes “naturales”, y configuré una estructura, inconscientemente, a partir de lo que escuchaba en la radio y en la TV;  nació lo que hoy es Chica Mala. La canción posee una estructura que obedece a un Intro, Verso, Verso, Coro, Intro, Verso, Coro y un Outro, típica de la música popular contemporánea. La instrumentación y el estilo fueron cambiando en la medida en que fui conociendo nuevas músicas y  por medio de estas nuevas posibilidades de expresión.

El Intro con su guitarra acústica, es un toque de trova campesina paisa, el Outro una rumba española herencia de una amiga de Canarias, el Coro una suerte de ritmo Cumbia - Reggae que inconscientemente me llegó, el toque andino de la caja boliviana en los Versos y en la parte del Solo vino de las raíces del productor, y el distorsionado medio Anglo de la guitarra en algunos tramos, deviene del banco de efectos del software que utilizamos para grabarla. Estos elementos hacen de la canción un ejemplo, entre muchos en la actualidad, de música globalizada.

Que existan estilos como el Latin-Jazz la Cumbia-Rock, entre muchos otros, es reflejo de un mundo globalizado musical en el cual las culturas se han mezclado posibilitando el nacimiento de híbridos musicales. La frase Música Fusión presente aproximadamente desde inicios de los años ochenta, revela esta consecuencia del ‘desarrollo’ humano.   

En este contexto de música globalizada cabe mencionar la idea de industria musical, que en ciertos sectores, posee la producción de música popular contemporánea. Así es pertinente aclarar que no toda la música fusión hace parte de esta industria, pero que sí mucha de ella está permeada por esta. La idea de industria musical implica un dinámica de división del trabajo, tal cual la acuñó Marx, por lo cual vemos, a la hora de producir una canción, un protocolo en el cual varios actores desempeñan diferentes funciones; compositor, arreglista, productor e intérprete. Estos cumplen funciones exactas en este proceso, el cual está fuertemente enfocado a la ‘creación’ de un producto que será vendido a determinado público por medio de acciones publicitarias acordes a su contexto. Así la canción, en este contexto, pasa de ser una necesidad de un sujeto que la compone para satisfacer necesidades de existencia, a ser un producto el cual tiene el único fin de ser vendido. En este orden, la pregunta puede ser qué papel cumple este tipo de música en la génesis de la música como fenómeno humano, o cuál es el sentido de la música en tanto objeto o producto en busca de riqueza… ¿Cuál es el sentido de la música?

Chica Mala evidentemente no es ajena a este proceso, ya que posee dos de estos actores; productor y compositor. Quienes, quizá, tratando de imitar producciones populares hicimos de esa sensación de ‘tristeza’ un producto más del mercado actual. Un producto que obedece a una fórmula preestablecida, ya digerida por la industria. Proceso similar a quien hace carros con base en una serie de moldes o modelos acordes a las ‘necesidades’ de sus compradores.

Es ingenuo copiar modelos y dinámicas de fenómenos humanos, ya que en tanto tales, serán siempre cambiantes, sin embargo creo que hay sentido tanto en una canción netamente producida del Pop yanky como también en una improvisación de una banda de músicos borrachos del norte del Nigeria. Este es un tema que merece más detenimiento y que dejaré ahí para que usted apreciado lector lo considere. No sé si mi Chica Mala sea una producción en todo el sentido de la palabra, pero tampoco estoy seguro que sea el resultado de la más genuina de las improvisaciones, solo puedo decir al respecto que fue una necesidad de bienestar en un momento de ‘tristeza’.

Quisiera bordear rápidamente el tema de la música popular en Adorno, ya que se relaciona con lo que he mencionado. Para él, naif y sofisticado, entre otras, son palabras que utiliza para referirse a la diferencia que percibe entre la música popular y la llamada, por él mismo, música culta de raíz europea. Sin embargo esta distinción va más allá de lo complejo y lo simple o ingenuo. Para Adorno la distinción se da esencialmente en términos de estandarización y no estandarización de la música. A groso modo, Adorno habla de la música popular como una fórmula estandarizada en la cual no hay ninguna creación y que es solo un residuo más de la dinámica de los mercados. Con la cual la industria musical gana grandes cantidades de dinero sin crear nada, solo aplicando fórmulas exitosas a determinados productos pensados en satisfacer las ‘necesidades’ de un grupo humano.  

Por último quiero hacer un apunte respecto de The Dancers; las personas que de una u otra manera colaboraron con la producción y grabación de la canción, entre los cuales están, de manera indirecta, los ‘personajes’ que aparecen en el 'video', los mismos que acompañaron muchos fines de semana de copas, risas, improvisaciones, comidas y más copas en mi antigua casa de Serrano en Buenos Aires los mismos que me motivaron a seguir entre música y letras. A ellos agradezco ese placer enorme, esa catarsis maravillosa que es la improvisación; con ellos la mejor en la cual haya participado. Espero me perdonen por tomar una de esas fotos de findes para construir la imagen de la canción.



Chica Mala

Verso I
En las calles y en mil lugares
todo el mundo grita y llora
ya viene la chica la chica mala
y pronto te embrujará

Verso II
En los bares y en su cantares
todo el mundo grita y llora
ya viene la chica la chica mala
y pronto te embrujará

Coro
Chica mala que no quiero que me mates
que no quiero que me ates
que no quiero te mates 
Mi corazón y el dolor está vuelto un remache
Chica mala que no quiero me ates
que no quiero que te ates
que no quiero me mates 
Mi corazón y el dolor está vuelto  un remache


Chica mala eres mala eres mala eres mala chica mala.



ADORNO, T.W. Filosofía de la Nueva Música, Buenos Aires: Sur. 1966.