(DOS DE LA MAÑANA EN LA ENTRADA DE UN BAR DE UN PEQUEÑO PUEBLO. MÚSICA CON MUCHO VOLUMEN, JAMES TOCANDOSE LOS BOLSILLOS DE SU PANTALÓN Y CHAQUETA, LE HABLA AL OIDO A SU AMIGO JHON FREDY QUE SE TAMBALEA UN POCO).
JAMES.
Me vas a tener que
prestar plata, no encuentro mi billetera.
JHON FREDY.
¿Cómo así James?, ¡no hermano!
JAMES.
¡Qué hago pues! ¿Vos no la viste en el suelo o en alguna parte?
JHON FREDY.
¡Cómo se te ocurre,
qué voy a ver yo en esa oscuridad! (SEÑALA AL INTERIOR DE BAR). No, yo estaba
relajado tomándome los aguardientes que tú estabas invitando.
JAMES.
¡Ah! Pero para qué me
hiciste bailar esa canción toda alborotada y saltar como unos locos, yo creo
que ahí se me cayó, y alguien la cogió…
JHON FREDY.
¡Culpa mía no es
James! ¡Usted ya está muy grande para cuidarse solo, yo no soy su Papá para
estar poniéndole cuidado a ver dónde deja tirado todo!
JAMES DA UN PASO ATRÁS, ALZA EL TONO DE SU VOZ.
JAMES.
¡Para venir a tomar gratis sí, pero para ayudar a un amigo no!
JHON FREDY.
Pero era una
invitación por mi cumpleaños, ¿o no?
JAMES.
¡Claro que sí, esa era la idea, pero qué hago si se me perdió la “ijuemadre” billetera! Acuérdese Fredy quién le ayudó con don Carlos, esa vez que usted quebró el vidrio de la oficina de deportes jugando fútbol como un loco en el colegio.
JHON FREDY.
¡Cálmese, cálmese, cálmese!... Hagamos esto; el dueño de este ‘respetable’ establecimiento es amigo de su Papá, yo sé porque los he visto jugar billar mucho haya donde don Luis. Entonces, usted le dice a este señor que está atendiendo; que usted es hijo de su Papá que se le perdió la billetera, y que mañana le va a pagar, y listo.
JAMES.
¿Y cómo le voy a pagar? Ni mañana, ni pasado mañana… sin billetera no hay plata.
JHON FREDY.
¿Cómo así? ¿En su casa no tiene más plata? Debajo del colchón, o en un marrano, o debajo del Play Station… yo la guardo ahí a veces.
JAMES.
¡Claro! Voy a tener trescientos mil pesos, debajo del Play Station listos para pagar, lo que me están cobrando acá.
JHON FREDY, SE LE ACERCA Y LE PREGUNTA EXALTADO.
¿Trescientos mil pesos? ¿Cuánto valía pues la botella? Vea, así quisiera prestarle no podría. Acá solo tengo cincuenta, y en la tarjeta tengo seiscientos, pero no los puedo tocar porque mañana tengo que pagar la cuota del carro, y no me voy a pasar por su culpa.
JAMES.
¡Listo!
JHON FREDY.
¡James, dale pues! (LE
MESTRA SU TARJETA).
JAMES.
No, tranquilo, que no se te vaya a pasar la cuota de esa carcacha. (AÚN FURIOSO).
JHON FREDY.
Dejá de ser tan
orgulloso, si decís que no tienes plata para pagar la cuenta, te sacan de acá
en camilla.
JAMES.
¡Callado Fredy!
(LE
RESPONDE, Y FINALMENTE ACCEDE A TOMAR SU TARJETA. SE PARA DE SU SILLA PARA
RECIBIRLA, SIENTE QUE ALGO CAE DEL ESPALDAR)
¡Uy
la billetera! (AMBOS RIEN Y SE ABRAZAN)
JHON FREDY.
¡Otra botella, James paga! (GRITANDO DESPUÉS DE DAR DOS PALMADAS CONTUNDENTES).