lunes, 20 de octubre de 2014

La lluvia le abrió un espacio al Manizales Grita Rock 2014

A pesar que amenazaba un fin de semana de lluvias sin fin, el clima hizo un espacio para que Manizales Grita Rock 2014 brillara una vez más en el panorama nacional del Rock. Este festival que año tras año se viene posicionando entre los más importantes del país, y que gracias al compromiso y constancia de sus organizadores tiene a todo un público que de varias partes del país lo sigue cada año, está llegando ser reconocido fuera del país, lo cual no solo le da riqueza cultural al parche “rockero” manizaleño sino también a la ciudad de Manizales, conocida desde hace varios años como un lugar donde el rock y la cultura en general están siempre presentes.

Fueron 30 las bandas que pasaron por el escenario de la sexta versión de este festival. Entre ellas: Municipal Waste, D.R.I, Venom, Lock Up, As Blood Runs Black, Descartes a Kant, Skampida, Sergent García, G.P., Narcosis y El Sagrado entre otras. Todas sin falta recibieron la enorme energía de un público que estuvo de inicio a fin expectante conectado entre el “pogo”, el baile y el “cabezeo” propios de este tipo de festivales.

El primer día estuvo marcado por las denominadas “Nuevas Tendencias” y entre ellas las del Reggae y sus sub géneros, la cuales hicieron los suyo, entre otras bandas, por medio de la agrupación Providencia de la Ciudad de Medellín, quienes pusieron la cuota del ritmo hijo de la cultura Rastafari. Por su parte bandas como Makana, Descartes a Kant dieron mucho de qué hablar pues tanto su puesta en escena y su, digamos, concepto musical se vieron muy claros en el escenario del festival cafetero. 

Aunque para el segundo día de festival el cielo manizaleño se tornó gris para el inicio de la tarde, en la mitad de la misma ese cielo se cambió al azul que se dejó ver entre las verdes montañas de esta ciudad. Entonces desde lo más clásico hasta los más nuevo y potente del Trash Metal, Hardcore y Punk hicieron lo suyo. D.R.I estuvo con una presentación sorpréndete para sus ya curtidos kilómetros en la escena undergraund de estos géneros musicales. Por su parte Municipal Waste “no la sacó” en todo el concierto ya que sus rápidas baterías y guitaras acompañadas por el bajo y la contundente voz de Tony Foresta su vocalista, hicieron que varios de los pogos en el publico fueran solo uno, el cual llegó, bajo la energía de la banda de Richmond Virginia, hasta el ya conocido Wall of death.

Para el cierre del festival el clima seguía ayudando a la tropa “rockera” de eje cafetero. El día; domingo, se notaba la ansiedad y emoción de los miles de “metachos” que acudieron cumplidos a las cita final, no solo para ver a la leyenda del Blak Metal inglés “Venom”, sin también para ver a bandas como Look up y As Blood Runs Black, entre otras que lo dieron todo arriba del escenario. Esta última banda proveniente de los Ángeles California, sorprendió al ‘negro’ público, ya que a pesar de no ser su apariencia la típica de una banda de Metal, sí que fue su música un show fuerte, agresivo y con todo el poder propio de este género tan seguido, por distintas culturas, alrededor del mundo.

Y fue así, y con muchas situaciones más que giran en torno al fenómeno de la música, que el festival Manizales Grita Rock 2014 marco su sexto gol de su exitosa carrera.


Para finalizar es preciso mencionar que este festival, como otros del país, hace que la cultura de la música siga alcanzando los picos que la radio popular y la televisión de masas le restan a las juventudes, las cuales en situaciones, terminan alabando programas como la “voz kids” etc., donde el concepto de lo estético se convierte en dinero de marcas y publicidad para los de siempre, esos programas de los cuales está saturada las televisión de este país. La educación no solo está en el aula de clase, así que gracias Manizales Grita Rock y la gente que alrededor del país hace posible estos espacios de cultura y educación a través del “Rock and Roll”.  

lunes, 29 de septiembre de 2014

Se viene el primer festival de la ruta de festivales “andinos” de Rock de Colombia, Manizales Grita Rock 2014.


Desde el año 2009 el festival Manizales Grita Rock ha venido, sin pausa, dándole un espacio de “pogo”, desfogue, mucho “rockandroll” pero sobre todo de mucho arte y cultura a la capital caldense. A la fecha son muchas las bandas, nacionales e internacionales, las que han pasado por las “tablas” de este festival regional, que por la constancia, dedicación y compromiso de sus organizadores se postula como uno de los más esperados por el público “rockero” del país.

Haciendo sonar sus primeros números en las instalaciones del conocido y mal logrado “Ecoparque los Yarumos”, se mudó en el año 2012 a un espacio de mayores proporciones como lo es “Expoferias”, una suerte de centro convenciones similar a lo que en Bogotá se conoce como “Corferias”. Esta mudanza significó sin duda un gran avance en el crecimiento del festival, ya que este nuevo espacio no solo le permitió albergar mayor cantidad de personas sino también tener un escenario con mayores dimensiones lo cual implica un aumento en las posibilidades técnicas del mismo. Así las procesiones de pintas “rockeras” dejaron de escalar la montaña donde se ubica el “Ecoparque los Yarumos”, para descender al valle de la quebrada “El Perro” donde se encuentra el centro de convenciones “Expoferias”.

Para el 2014, Manizales Grita Rock propone un cartel diverso donde, como es costumbre, se pueden encontrar géneros musicales que van desde el más áspero Metal y sus subgéneros con bandas como Venom, Municipal Waste, D.I.R., hasta el Folclor y el Reggae con bandas como Sargento García, Makana, pasando por los siempre presentes y potentes Punk, Hardcore y subgéneros con representantes como As Blood Runs Black, El Sagrado, Narcosis entre otras y claro, entre otros géneros que harán lo suyo en esta sexta versión del festival.

Así que esperemos qué sensaciones y aficiones nos va traer el parche rockero del “eje” representado en esta nueva ocasión por el festival Manizales Grita Rock 2014 a realizarse entre los días 10, 11 y 12 del mes de octubre del presente año.

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martes, 16 de septiembre de 2014

Multiculturalidad y virtuosismo en el XIX Festival Jazz al Parque

Como es costumbre en las instalaciones del Parque Metropolitano El Country al norte de la ciudad de Bogotá, se realizó el pasado fin de semana la versión XIX del festival Jazz al Parque, evento que celebrado anualmente en la capital del país trajo este año diversos estilos, que dentro del siempre libre Jazz acogieron a miles de gomosos, melómanos, músicos y amantes en general de los buenos sonidos. Banda Magda, Violentago, Ensamble Sinsonte, Curupira, Carolina Calvache Quartet, Bajos Distintos, Macy Gray, David Murray y Casandra Willson, fueron algunos de los nombres que sonaron en los dos días en que este festival se posó en las verdes, acogedoras y muy ambles instalaciones de el “El Country”, además de los días anteriores en donde se realizaron jornadas académicas y conciertos de sala en diferentes escenarios de esta capital.

Fueron más de veinticinco horas de programación, diez y siete bandas, y miles de personas quienes embelesadas por los sonidos provenientes de saxofones, trompetas, contrabajos, baterías, pianos, gaitas y guitarras entre muchos otros instrumentos, disfrutaron de un evento que acogió a viejos asistentes y enamoró a nuevos como fue el caso de Daniel Hernández, quien por primera vez viajó desde Armenia - Quindío a la capital colombiana movido únicamente por su pasión por el Jazz y las denominadas Músicas del Mundo, y se llevó, según sus palabras; “lo mejor del Jazz de este país”.

Sin duda una de las presentaciones más esperadas y aclamadas fue la de los muy conocidos Macy Gray y David Murray. La cantante entre el Soul, el R&B y el Pop le dio un “plus” de emoción que más allá del Jazz hizo que el siempre tranquilo público de este festival se pusiera de pie. De otro lado el saxofón de David Murray brilló con su sonido que conjugado con la particular voz de Macy hizo que el Free Jazz oscilara entre la “personalidad musical” siempre tan notoria de la artista de Canton, Ohio.

Pero esta no fue la única presentación que desató emociones en el público. Entre tantas y fieles muestras virtuosas de diferentes estilos de Jazz y Músicas del Mundo, estuvo la multicultural Banda Magada con toda su potencia emotiva y puesta en escena atrapante, que en su segunda producción: “Yerakina”, logra atrapar sonidos brasileros, colombianos, italianos, franceses y hasta griegos que deleitaron también a los asistentes del día sábado en este festival.

A su vez la siempre bella melancolía del Tango mezclada con el sabor andino de un cajón peruano y toda la potencia del “golpe rock” en la guitarra, permitieron que Violentango, por medio de su Tango Instrumental Contemporaneo, pusiera su cuota al festival. La agrupación bonaerense con más de 9 años en escena expuso su música por primera vez en un escenario colombiano.

Por su parte la talentosa Casandra Wilson lució en el último día de festival con su legado musical que abarca nombres como Cave Holland, Abbey Lincoln y Steve Coleman, entre otros quienes han hecho que su carrera versátilmente oscile entre el Jazz, folk, Country, funk y hasta el Hip Hop.

Así, y con una oferta gastronómica, artesanal y literaria muy original, los asistentes a la XIX versión del festival Jazz al Parque tuvieron un espacio para salir de la rutina y el estrés propios de la capital, en un espectáculo donde el virtuosismo y el multiculturalismo fueron los protagonistas. Esperemos entonces qué sensaciones nos traerá el festival para el próximo año cuando celebre sus veinte años. 

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Agradecimientos a  Radio DaLi
Fotografía Fernanda Beltran @MuchaSal

lunes, 25 de agosto de 2014

Reseña Rock al Parque 20 años, un fin de semana de nostalgias, pasiones, y toda la buena energía del “Rock and Roll” Colombiano.

Como ha sido la costumbre durante los últimos años; por medio de tres escenarios y un cuarto con menor aforo, se vivió una de las experiencias que le dan a la capital colombiana el título de metrópoli cosmopolita y rockera del país. Sonidos que van desde la nueva música experimental hasta el más crudo sonido del metal, estuvieron presentes en los veinte años del festival Rock al Parque celebrado el fin de semana del 16 de agosto en la ciudad de Bogotá.

Con un inicio bastante incluyente, que le dio lugar, por medio del escenario “Media Torta” en el barrio “La Candelaria”, a nuevas propuestas a nuevos sonidos los cuales siempre dentro del rock proponen estilos que enriquecen no solo al festival sino a los cientos de amantes de la música que hicieron presencia en esta apertura.

Juana Molina, Hoppo, Velandia y la Tigra, fueron algunas de las bandas que estuvieron sobre “las tablas” de la “Media Torta” para brindar un espectáculo cercano, lleno de nuevos sonidos y siempre acompañado por los rayos de sol que hicieron más vivos a los llamados “Cerros Orientales” de esta Capital. Una de esas presentaciones por medio de la cual el público se vio totalmente conectado con el espectáculo fue la de “Velandia y la Tigra”, ya que esta banda tocó la mayoría de sus canciones conocidas, además de presentar algunas de sus nuevas, la cuales fueron igual de aplaudidas por el agradecido público. Así Edson Velandia y su banda lograron hacer bailar a los cientos de asistentes a esta primera noche de Rock al Parque.

El segundo día, de la mano de la rebeldía del Punk y en compañía de los demás géneros presentes en las tarimas ECO y BIO, llevó al festival a un día de mucha “chaqueta tachera”, “pantalón pegado” y claro mucha “bota puntera” al mejor estilo de The Casualites, banda que acabó de romper, después de la banda IRA, la quietud de un público impaciente por gritos, de esos gritos rasgados de mucha protesta política y de afanes desmedidos de libertad. Y fue con la canción “Soldado” de The Casualites, que se logró un “Pogo” monumental propio de este festival, el cual hizo de la tarde una gran fiesta del “Rock and Roll” acompañada del polvo que subía debajo de las “botas punteras” de los miles de asistentes.

Al final de este día, no habían caído los gritos, saltos y protestas contra el estado y la guerra, ya que la representativa banda “La Pestilencia” saltó al tarima y aunque no pudo tocar sus éxitos más conocidos de su primer álbum; “La Muerte un Compromiso de Todos” de 1989, sí entregó todo su poder en escena el mismo que su vocalista Dilson transmite cada vez que se pone al frente del incasable público de este festival.

Así se llegó al tercer día de Rock and Roll, el cual logró una asistencia de miles de personas, una de las asistencias más grandes pocas veces lograda en eventos de este tipo. Esta situación, que se evidenciaba en el momento en que las cámaras de la transmisión de T.V. realizaban un “paneo” al aforo del escenario Plaza, dejaba ver que este festival año tras año ha logrado posicionarse como uno de los más importantes, en términos de asistencia y calidad de artistas, no solo de Suramérica sino del mundo.

Presentaciones como la de la banda “No te Va a Gustar”, la de “Doctor Crapula” y la de “Molotov”, entre otras, hicieron que el público saltara haciendo que el piso, literalmente, temblara al ritmo de los sonidos que en escena se generaban. Después de la potente y sincera presentación de la banda mexicana “Molotov”, vino lo que muchos esperaron por varios años, el retorno a escena de una de las bandas más representativas del Rock de Suramérica, Aterciopelados. Quienes por medio de sus éxitos más recordados trajeron la nostalgia y la alegría de un público que tal vez recordaba momentos de su vida entre canciones como “Florecita Rockera”, “Colombia Conexión”, “Baracunata”, entre muchas otras que lograron entrar en los corazones de miles de colombianos asistentes al masivo festival. Después de esta banda llegaron los fuegos pirotécnicos dignos de un evento de estas proporciones para que luego vinera el cierre por medio de una de las bandas más legendarias, en el mundo, del Trashmetal; Antrax, banda que explotó las cabezas de los asistentes en este potente cierre del festival.


Fueron tres días de mucho “Rock and Roll”, de mucho grito desfogue, de mucha patada, de mucho beso “entre “pisquiao”, de mucha música, pero sobre todo, de mucha convivencia y tolerancia, lo cual evidencia que el lamentable poder de las armas y la injusticia de este país, no están presentes en la personas amantes de la música y en general del “Rock and Roll” de Colombia. 

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jueves, 17 de julio de 2014

La música y el hombre de letras (Aaron Copland)


El hombre de letras y el arte de la música: tema para un ensayo. Desde que vía Ezra Pound dar vuelta las páginas de la música que ejecutó George Antheil en un concierto efectuado en el París del año 1920, he tratado de resolver el significado de la música para el hombre de letras. En primer lugar, cuando se dedica a ella en alguna medida, lo cual no sucede muy frecuentemente -, rara vez es capaz de escucharla por sí mismo. No se trata de que vea en ella imágenes literarias, como podría suponerse, o que lea en la música significados que no posee, sino de que contadas veces sentirse cómodo ante ella.

De algún modo curioso se le escapa. Confrontados con el sonido de la música, todos nos engañamos respecto de su naturaleza precisa, y reaccionamos de manera distinta ante ese misterio. El médico posee una holgada familiaridad con ella, y la emplea a menudo como medio de volver rápidamente al mundo de la salud; el matemático la mira como una prueba sonora de verdades ocultas todavía por descubrirse; el sacerdote la utiliza como una asistente en la obra del Señor... Pero, en su mayoría, los hombres de letras parecen sentirse incómodos ante ella, y cuando enhebra dos palabras para caracterizar una experiencia musical, casi seguro es que una de ellas resulta equivocada, Si emplea un adjetivo para describir una flauta, es casi indudable que será el que un músico nunca lo relacionaría con ese instrumento.

He aquí una cita reciente de la carta de un dramaturgo: ¨ Si hay música incidental en la obra, debe cantar a través de los instrumentos románticos y abjurar delmetal y del timbal (!) ¨, Por un G.B.S., un Proust o un Mann existen docenas de grandes hombres de letras que raramente se aventuran – si es que alguna vez lo hacen - a mencionar la música en la extensión y el aliento de su obra. Estos son los prudentes; los otros, saltando – con cautela en medio de las notas, probablemente caen de cara al suelo.


Son éstos los que me intrigan y me despiertan una benigna y secreta simpatía.

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Aaron Copland. Los placeres de la música. Versión online en Ealeph.com

miércoles, 16 de julio de 2014

Sin Música no Bailan las Escobas


Este es un álbum logrado gracias al esfuerzo de muchas personas quienes con sus talentos dieron para que este proyecto fuera realidad. Mi agradecimiento se quedará pequeño bajo cualquier punto de vista para Camilo Cobos Saa productor de este trabajo. También a Ricardo A. Jiménez el agradecimiento se extiende por sus ideas en la percusión y su buena onda. Además a Javier Bonivento, Daniel Araujo, Leonardo Leal, Nora Quintero, Sebastian Matiz, Mateo Matiz, Lorena Arango y Juliana Muñoz. 














Acá está el albúm completo.




Una Historia, la perdida


Cuando era niño, veía el rostro de los carros; era su parte delantera. Sus bombillos eran los ojos, el bumper su boca, y el gesto que se producía junto con la imagen del respiradero del motor, les daba ese aire vivo que dejaba ver las ‘formas’ más humanas. Los Renault 4 eran amables pero ingenuos, los Mazda 323 eran serios muy responsables pero “sin vergüenzas” en las noches, en especial los de color rojo. Los Spring muy trabajadores, muy trabajadores pero sin muchos sueños. Los Suzuki dos tiempos pretensiosos, casi arribistas, sin embargo se podía ver dentro de sus luces, aquellos pequeños sueños. Y los Mitsubishi, tenían toda la elegancia y el porte, podían llevar a cualquier mujer, sin embrago eran muy estrechos.

Un pedazo grande de envoltura de regalo color azul de textura corrugada, que nuca llegó a cumplir su función, y una pieza de pista de carros eléctrica; 8 pilas de las grandes que mi Papá me había regalado en algún niño dios, configuraban la imagen de un puente y un río grande en la cual se notaba un atascamiento de enormes proporciones. Los carros se apuraban, tenían prisa, sin embrago este trancón superaba la extensión del puente, venía desde el cuarto de mi hermanita. Apurados, los Renault 4, los Mazda 323, los Spring, los Suzuki dos tiempos y los Mitsubishi, pitaban buscando acelerar el paso sin llegar a conseguirlo. En el horizonte una carpa roja y blanca con lucecitas que apenas el atardecer dejaba ver, ofrecía una musiquita que atraía inevitablemente. Un grupo de escobas pasaban apuradas en ese momento sobre el andén del puente, era evidente la prisa que tenían por llegar a la carpa.

En la carpa se preparaba un espectáculo, había mucho movimiento. Era casi la hora y aún la rueda no estaba aceitada, el acordeón estaba sin su brillo habitual y los delicados vestidos de las florecitas bailarinas apenas se habían acabado de rearmar. La tarde empezaba a caer, las luces se hacían más fuertes y la musiquita aumentaba de la mano de la huida del día. Cuando la noche hubo llegado, todos estos ‘señores’ que pitaban en el puente, estaban a punto de ingresar a la carpa. Habían llegado entonces muchos de ellos; señores Suzuki, señores Spring, señores Renault 4, Mitsubishis. Muchos, de colores distintos, unos más viejos que otros, unos sin luces, otros sin pitos, pero todos igual de expectantes ante la carpa roja y blanca que parecía cobrar más y más vida con la caída del día.

Entrada la noche, todos estaban allí. Entonces empezó la función. Aquella musiquita se hizo más fuerte y empezaron a desfilar a su ritmo los protagonistas de ella; las bailarinas con sus delicados vestidos, los acordeones resplandecientes ante el reflejo de las fuertes luces, la rueda imponente al ritmo de la música observaba enaltecida los ansiosos espectadores. Las escobas, ahora estaban en el circular escenario acompañadas de un elegante trombón, una trompeta, dos sexys saxofones, una tuba, un redoblante y un gordo bombo que fumaba habano al ritmo del soplo de la tuba.

El primer acto; Dominíq salió al escenario, empezó a caminar de un lado a otro mirando a aquellos señores expectantes aparcados en las graderías. Su domadora, mi hermanita, debía controlarlo desde lo más alto de la carpa, ya que su altura no le permitía estar a la del espectáculo. Así también hacía las veces de soporte de la carpa cuando el viento pegaba fuerte. El segundo acto; tres florecitas sentadas una tras otra en la mitad del escenario. La última estiró sus brazos hacia arriba, asimismo sus dos compañeras, luego todas se levantaron e iniciaron una danza que respondía al ritmo de aquella música que no dejaba de sonar. Cuando la danza llego a su momento culmen, los delicados vestidos de las tres bailarinas empezaron a desarmarse empujados por un viento suave que soplaba desde abajo, con él las partes de sus vestidos subían suaves, livianas hacía los más alto de la carpa y allí, se desvanecían entre las luces centrales del escenario. Las tres florecitas casi desnudas terminaban su acto con la respectiva venia ante el atónito público.

Cuando el tercer acto estaba en marcha, el de las escobas y su banda, las tres luces centrales se apagaron inmediatamente después que la música dejó de sonar. Desde el inicio esta había acompañado la iluminada carpa, cuando la noche llegó, esta se hizo fortísima, la vida de la carpa parecía ser esta música. Pero en ese momento y sin explicación, se silenció todo como si se hubiesen fundido los fusibles de la casa, y la música que al parecer daba motor a las luces y estas a la carpa misma, estuviera conectada a ellos… ¿a los fusibles Dani? Sí Dani, a los fusibles. Las luces, las bailarinas, el acordeón, los saxos, el bombo, las escobas y los demás dejaron de sonar, de bailar, fue como si una especie de nada hubiese apagado todo.

Esa noche dormimos sin luz, no llegó hasta las doce del día siguiente, justo cuando me tenía que ir a la escuela. Al regresar, el cuarto yacía en un silencio vacío, prendí la luz varias veces pero la música ya no estaba, traté de encontrar mis carritos, mis muñequitos, pero ninguno estaba. Con el paso de las semanas este silencio se torno solitario, agobiante, así que me vi obligado a salir de mi cuarto y buscar, en otro lugar, lejos de mi casa, eso que al parecer se me había perdido.