Como
ha sido la costumbre durante los últimos años; por medio de tres escenarios y
un cuarto con menor aforo, se vivió una de las experiencias que le dan a la
capital colombiana el título de metrópoli cosmopolita y rockera del país.
Sonidos que van desde la nueva música experimental hasta el más crudo sonido
del metal, estuvieron presentes en los veinte años del festival Rock al Parque
celebrado el fin de semana del 16 de agosto en la ciudad de Bogotá.
Con
un inicio bastante incluyente, que le dio lugar, por medio del escenario “Media
Torta” en el barrio “La Candelaria”, a nuevas propuestas a nuevos sonidos los
cuales siempre dentro del rock proponen estilos que enriquecen no solo al
festival sino a los cientos de amantes de la música que hicieron presencia en
esta apertura.
Juana
Molina, Hoppo, Velandia y la Tigra, fueron algunas de las bandas que estuvieron
sobre “las tablas” de la “Media Torta” para brindar un espectáculo cercano, lleno
de nuevos sonidos y siempre acompañado por los rayos de sol que hicieron más
vivos a los llamados “Cerros Orientales” de esta Capital. Una de esas
presentaciones por medio de la cual el público se vio totalmente conectado con
el espectáculo fue la de “Velandia y la Tigra”, ya que esta banda tocó la
mayoría de sus canciones conocidas, además de presentar algunas de sus nuevas,
la cuales fueron igual de aplaudidas por el agradecido público. Así Edson
Velandia y su banda lograron hacer bailar a los cientos de asistentes a esta
primera noche de Rock al Parque.
El
segundo día, de la mano de la rebeldía del Punk y en compañía de los demás
géneros presentes en las tarimas ECO y BIO, llevó al festival a un día de mucha
“chaqueta tachera”, “pantalón pegado” y claro mucha “bota puntera” al mejor
estilo de The Casualites, banda que acabó de romper, después de la banda IRA,
la quietud de un público impaciente por gritos, de esos gritos rasgados de
mucha protesta política y de afanes desmedidos de libertad. Y fue con la canción
“Soldado” de The Casualites, que se logró un “Pogo” monumental propio de este
festival, el cual hizo de la tarde una gran fiesta del “Rock and Roll”
acompañada del polvo que subía debajo de las “botas punteras” de los miles de
asistentes.
Al
final de este día, no habían caído los gritos, saltos y protestas contra el
estado y la guerra, ya que la representativa banda “La Pestilencia” saltó al
tarima y aunque no pudo tocar sus éxitos más conocidos de su primer álbum; “La
Muerte un Compromiso de Todos” de 1989, sí entregó todo su poder en escena el
mismo que su vocalista Dilson transmite cada vez que se pone al frente del incasable
público de este festival.
Así
se llegó al tercer día de Rock and Roll, el cual logró una asistencia de miles
de personas, una de las asistencias más grandes pocas veces lograda en eventos de
este tipo. Esta situación, que se evidenciaba en el momento en que las cámaras
de la transmisión de T.V. realizaban un “paneo” al aforo del escenario Plaza,
dejaba ver que este festival año tras año ha logrado posicionarse como uno de
los más importantes, en términos de asistencia y calidad de artistas, no solo
de Suramérica sino del mundo.
Presentaciones
como la de la banda “No te Va a Gustar”, la de “Doctor Crapula” y la de “Molotov”,
entre otras, hicieron que el público saltara haciendo que el piso, literalmente,
temblara al ritmo de los sonidos que en escena se generaban. Después de la
potente y sincera presentación de la banda mexicana “Molotov”, vino lo que muchos
esperaron por varios años, el retorno a escena de una de las bandas más
representativas del Rock de Suramérica, Aterciopelados. Quienes por medio de
sus éxitos más recordados trajeron la nostalgia y la alegría de un público que
tal vez recordaba momentos de su vida entre canciones como “Florecita Rockera”,
“Colombia Conexión”, “Baracunata”, entre muchas otras que lograron entrar en
los corazones de miles de colombianos asistentes al masivo festival. Después de
esta banda llegaron los fuegos pirotécnicos dignos de un evento de estas proporciones
para que luego vinera el cierre por medio de una de las bandas más legendarias,
en el mundo, del Trashmetal; Antrax, banda que explotó las cabezas de los
asistentes en este potente cierre del festival.
Fueron
tres días de mucho “Rock and Roll”, de mucho grito desfogue, de mucha patada,
de mucho beso “entre “pisquiao”, de mucha música, pero sobre todo, de mucha
convivencia y tolerancia, lo cual evidencia que el lamentable poder de las
armas y la injusticia de este país, no están presentes en la personas amantes
de la música y en general del “Rock and Roll” de Colombia.
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