martes, 7 de agosto de 2018

Música Alemana en la posguerra, el inicio de la “Elektronische Musik”



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Para empezar tenemos que entender cómo fue que Alemania, en algún momento de su historia, quiso olvidarse de sí. 

Eran los inicios del siglo XX, Alemania estaba orgullosa de sí, orgullosa de sus dioses del bosque, orgullosa de Richard Wagner, y su anillo de los Nibelungos; una Alemania supremamente desarrollada a nivel científico y filosófico, madre de pensadores tan enormes como Walter Benjamin, Gottlob Frege, Friedrich Engels, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Edmund Husserl y el mismo Karl Marx. 

Una Alemania madre nada más y nada menos que de Friedrich Nietzsche en quién Hitler, en una aberrada interpretación del “Superhombre”, pondría la bandera de la ideología del Tercer Reich; una Alemania madre de pensadores y poetas de la altura Friedrich Schelling, Arthur Schopenhauer, Johann Wolfgang von Goethe y Martin Heidegger, madre de uno de los más grandes pensadores de la historia occidental; Immanuel Kant, autor de la importante obra de la filosofía “La Crítica de la Razón Pura”, era la Alemania de Gottfried Leibniz y Friedrich Schiller, la Alemania en donde la filosofía occidental, aún en la actualidad, pone sus pies, una Alemania donde la poesía y la literatura encontraron nichos maravillosos. 

Pero también era la Alemania donde la música pudo conseguir un desarrollo impresionante llevándola a ser una de las artes más contundentes y abstractas, y por tanto más hermosas dentro del ideal estético en la historia de occidente; que dio a luz a compositores como: Ludwig van Beethoven, Johann Sebastian Bach, Johannes Brahms, Richard Strauss, Robert Schumann, Felix Mendelssohn, Georg Friedrich Händel, entre muchos más de un gran peso para la música de occidente. 

Cómo fue qué esa Alemania, que esta gloriosa sociedad, quiso olvidarse por completo de su cultura. 

Qué fue lo que pasó, cómo fue que este gran bagaje histórico quedó casi enterrado. 

Cómo fue que esta maravillosa Alemania, no quiso volver a saber nada, nada de sí misma. 

El fin, empieza en los años 30 donde aún los locos años 20 rebotaban en las paredes de los salones de baile de las ciudades importantes de esta nación, y el "swing" tan protagonista en esta época, también estuvo presente. Tanto así que las bandas Alemanas de música de baile, realizaban fusiones con este género para estar dentro de la moda. 

Berlín se había convertido en un epicentro cultural y en él se podían encontrar gran cantidad de salones de baile y centros donde la música popular de la época tenía su espacio. Aquellos eran los días en que Zarah Leander, Rosita Serrano y Marlene Dietrich, entre otras, sonaban en los cafés, en la radio y realizaban fastuosas presentaciones en teatros y salas de conciertos. Lili Marlene de Marlene Dietrich, era casi un himno.

Pero fue Zarah Leander, la preferida de Hitler; y quien se convertiría en el símbolo del cine Alemán. 

La tradición de música clásica alemana estaba más fuerte que nunca con todo su poder histórico. La gente asistía a las grandes óperas; el anillo de los nibelungos de Richard Wagner era una de ellas. La gente estaba contagiada de un ánimo de grandeza que latía en cada uno de sus corazones. Se dejaban llevar por los bellos conciertos de cuartetos de cuerda de las “Variaciones Goldberg”, de Bach. Alemania florecía como sociedad en su cultura y en su arte. 

Pero atrás de todo este esplendor se escondía un oscuro objetivo por parte de quienes estaban en el poder. 

En 1933 el partido Nacionalsocialista de Hitler llega al poder y emprende el proyecto bélico por medio del cual pretende poner a sus pies a toda Europa y después de esta al mundo, con un ideal de raza superior, pero sobre todo de intolerancia ante toda diferencia. 

Pero como se conoce, esta Alemania Nazi, en esta ambición de conquista y en un acto de soberbia, abrió dos frentes de batalla; el frente Occidental y el frente Oriental, lo cual fue un error porque, no pudieron sostenerlos a ambos; y el frente oriental cayó y por allí el inicio de la derrota alemana. Con la derrota de Estalingrado, después de una cruel batalla, empezó el fin del Nazismo y con esto el de toda esta gloriosa Alemania que atada a un discurso nacionalista y de reconstrucción de un antiguo imperio, sucumbió en sus ancianas desenfrenadas de poder y odio.  

El Nazismo no solo destruyó físicamente Alemania, mató todo su espíritu; mató ese Ser, Ser como lo entendieran Martin Heidegger, Karl Jaspers y Hegel. Era ese Ser en tanto orgulloso excesivo de Alemania, era Ser en tanto creerse superior a los demás pueblos, ese Ser en tanto solo posibilidad de existencia y triunfo del pueblo Alemán ante el mundo. 

Por eso mismo, fue que después de la derrota, la pequeña Alemania que sobrevivo no quiso saber nada de lo que fue el Tercer Reich.

Uno de los ideales de este era el nacionalismo alemán, que buscaba enaltecer todos la valores Germanos, y con esto toda su cultura, en la cual estaba todos estos grandes músicos, pensadores y las demás personas brillantes del arte y la ciencia. 

Entonces, Alemania enterró junto con la Esvástica, a Wagner, a Bach, a Brahms, a Strauss, a Schumann, a Mendelssohn, a Händel al mismo Nietzsche; nadie quería escuchar a otra ves a Wagner nadie quería siquiera saber nada que se relacionase con el Tercer Reich. No querían saber nada pero nada de lo que fue esa Alemania que los llevó a ese vacío enorme que les significó la posguerra. 

Y viene la pregunta; ¿fue la segunda mundial el suicidio de la razón? De qué les sirvió a los alemanes ser la sociedad más avanzada de la época si terminaron, construyendo y ejecutando Auschwitz-Birkenau, Bełżec, Sobibór, Treblinka y Varsovia, todos campos de exterminio. De qué sirvieron las obras de Heidegger, Kant, Hegel del mismo Nietzsche, de qué sirvió ese pensamiento tan sofisticado que llegó a tocar altísimos estadios de la existencia humana, si se llegó a la matanza y la masacre de millones de personas inocentes, en un incomprensible acto de barbarie, pero más aún de una barbarie industrializada. Tal vez la respuesta a esta pregunta sea la misma razón; una barbarie industrializada.  

Entonces llegó una época sombría para el pueblo Alemán, llegó el enorme vació de la posguerra, y con ella, esa sensación de no saberse. Ese momento de incomprensión del pasado, de no entender cómo fue que sucedió todo eso; de cómo fue que pasó todo eso que los llevó a la tragedia. 

En palabras de Heidegger podríamos decir que fue el vacío del no Ser lo que los arropó en esta época. Pues ya no era entonces el Dasein “ser siendo”, sino que era el momento más bien de un Nicht Sein “No ser”. 

Pero fue precisamente este no ser, lo que lo llevó nuevamente a la ruta. 

Porque es en este vacío de la posguerra, en esta situación de fin del mundo alemán, que nace, que se origina la “Elektronische Musik”, tan importante para la música electrónica contemporánea y para la identidad alemana de la actualidad. 

Después de esta debacle, el pueblo alemán no quiso saber nada de lo que fueron, sentían que todo eso que habían sido, todo ese esplendor cultural y social, fue precisamente lo que los llevó, de alguna manera, a ese situación de vació que como pueblo estaban padeciendo en la posguerra. 

En esto, una de las cosas que los Alemanes no soportaron, fue el hecho de tener que conocer la muerte y barbarie de los campos de concentración. El U.S. Army, en un ejercicio de hace entender al pueblo alemán la dimensión de la tragedia que habían causado, después de la derrota, los obligó a visitar los campos de concentración y exterminio que Hitler, su gobernante había construido. Lo que significó el avergonzamiento supremo y derrota moral del pueblo alemán. 

Entonces, nadie en Alemania soportaba nada que les recordara eso que fueron, en esto, y en la música como en las diferentes facetas de su cultura, no querían saber de sus grandes personajes, empezando por el mismo Wagner, quien se convirtió en una especie de ícono sonoro del Tercer Reich. 

Era tanta la aversión que el pueblo alemán tenía con su tradición, que en la música, no querían saber nada, ni siquiera de la forma cómo antes de la guerra se hacía. 

Así, en lo que fue el fin del mundo Alemán, tuvieron que hacerse a un nuevo mundo, y entonces lo hicieron desde cero. 

En el contexto musical, hubo muchos que quisieron olvidar sus típicos instrumentos, sus típicas partituras, sus procesos de composición, porque todo esto les recordaba, lo que no querían recordar. 

Así, sin las conocidas influencias de sus maestros. Sin sus sonidos; sin bronces, sin cuerdas, sin tambores, etc., sin nada que de alguna manera les pudiera traer aquella Alemania que yacía bajo el búnker de Hitler. Empezaron. 

Entonces, primero empiezan los científicos, por medio de los avances que alcanzaron en la tecnología de guerra, a generar sonidos, a partir de varias técnicas relacionadas con la ciencia bélica, sin embargo van a ser los mismos músicos, apoyados en estas tecnologías, quienes marquen el inicio de lo que será la “Elektronische Musik”, y entre ellos aparecerá un hombre que vivió la tragedia de la segunda guerra mundial, un hombre que tuvo que trabajar de obrero en una fábrica, de guardia en un parqueadero, de vigilante de viviendas de las tropas de ocupación, para poder pagar sus estudios en la universidad de Colonia. Este hombre llevaría a Alemania, junto con otros, a ser una de las potencias más relevantes de música electrónica en el mundo y le daría, en la música, nuevamente una identidad; su nombre es Karlheinz Stockhausen.

En 1946, es decir a tan solo un año de la caída de Alemania, en la ciudad Alemana de Darmstad, al sur occidente de Alemania, a unos 30 kilómetros al sur de Fráncfort, fueron fundados, por Wolfgang Steinecke, los Cursos Internacionales de Verano de Música Contemporánea –Los Curos de Darmstad-. Estos cursos pretendían dar el giro a la música alemana después de la Guerra, eran precisamente la materialización de esa nueva idea alemana de no querer saber nada más de lo que fue su música y su cultura antes de la guerra, y en esto de su realidad para ese momento.  

Fueron estos cursos, que influyeron la música contemporánea de ese momento; entiéndase esta en el contexto Alemán como “Serialismo” y corrientes afines; estos cursos llegaron a tener un gran nivel de reconocimiento, tal que de ellos se creó la Escuela de Darmstadt, referente del avance musical en esta época. 

Estos cursos se realizaron hasta 1970 anualmente y, tras esa fecha, cada dos años. En la actualidad estos cursos y sus conciertos son uno de los eventos musicales más prestigiosos de Europa: se caracterizan por conjugar la enseñanza de técnicas compositivas contemporáneas y la interpretación de obras nuevas. Gracias a estos cursos, la ciudad de Darmstadt es hoy uno de los centros más importantes de música contemporánea, y particularmente sirve de referencia para los compositores alemanes. 

A estos cursos asistieron personajes importantísimos para la historia de la música como: Theodor Adorno, John Cage, György Ligeti y Luigi Nono, entre muchos otros de igual importancia. 

Entonces, fue en 1951, que Stockhausen se matriculó en ellos, tomando contacto con la música de Anton Webern y con la nueva generación de compositores “serialistas”. Allí conoció al compositor belga Karel Goeyvaerts, que había estudiado análisis musical con Olivier Messiaen y composición con Darius Milhaud en París, y que influyó en la decisión de Stockhausen de realizar esos mismos estudios; encaminados al serialismo. 

De otro lado y otra ciudad alamana, en este mismo año, en 1951, se fundarían los estudios de música electrónica más famosos del mundo, en la radio oeste de Colonia Alemania o “NWDR” por sus siglas en alemán, después que el físico Werner Meyer, el técnico de sonido Robert Beyer y el compositor Herbert Eimert convencieran al director de esta radio, Hanns Hartmann, de la necesidad de dicho espacio. 

Posteriormente esto sería conocido como Radio Colonia, lugar donde Stockhausen desarrollaría gran parte de su trabajo. Y en la misma ciudad donde antes había cursado su pregrado en la Universidad de Colonia. 

Estos dos lugares, Darmstad y Colonia, tendrían una estrecha relación. Entre ellos se generaría el sonido que daría paso a la que se denominó “Música Electrónica Pura”. 

En el mismo año de la creación de la NWDR en Colonia, fueron transmitidos los primeros estudios de música electrónica en un programa de la propia radio y presentados en los Cursos de Verano de Darmstadt. Y fue en 1953 que hubo una demostración pública en la sala de conciertos de la Radio, donde se dejaron escuchar siete piezas electrónicas. Los compositores de estas piezas eran Herbert Eimert, Karel Goeyvaerts, Paul Gredinger, Henry Pousseur y Karlheinz Stockhausen. Todos participantes de los cursos de Darmstad. 

Pero qué fue lo que concretamente Stockhausen hizo, que lo llevó a ser tan importante para la música, aparte de ser asistente en los cursos de Darmstad y haber trabajado en Radio Colonia.

Para verlo, tenemos que empezar por hablar del dodecafonismo y su relación con el serialismo en este periodo, la posguerra. 

Stockhausen empezó a trabajar en Radio de Colonia, mientras asistía a los cursos de Darmstad, este estudio estaba equipado con la vanguardia de la época en desarrollo de sonido y de física, que de alguna manera devenía del desarrollo bélico que tuvo la Alemania Nazi. Y teniendo en cuenta que sus fundadores fueron, como lo mencioné, un físico y un técnico de sonido además de un compositor. 

En este estudio Stockhausen tuvo las herramientas para plasmar todo ese conocimiento que estaba adquiriendo en los cursos de Darmstad, y en toda su etapa de formación musical en Colonia.  

Entonces por un lado este man, estaba realizando un trabajo de composición en el cual estaba dándole muchos más atributos al dodecafonismo por medio del serialismo integral, basado en los conocimientos que estaba adquiriendo en los cursos de Darmstad junto a los serialistas; y todo esto lo estaba haciendo sobre la tecnología que le proporciona el estudio de Radio Colonia. 

Primero, con la invención de la cinta magnetofónica, durante el Nazismo, se pudo realizar la grabación de sonidos que no provenían de ningún instrumento acústico ni de algo, digamos del mundo real, ya que permitía una mayor capacidad de grabación; capacidad que la nueva cinta magnetofónica tenía. 

Entonces, teniendo esto, se empezaron a grabar sonidos provenientes de las maquinas. 

Estos en un inicio eran solo señales radiales pasadas por una suerte de compresores de le época y alguno otro más proceso de señal, es decir procesos físicos de señales sonoras que luego se fueron complejizando.

Todo esto significaba, que por primera vez, no era el mundo en tanto ente vivo, el que proporcionaba los sonidos, sino eran aparatos en muchos casos no pensados para hacer música, los que daban los sonidos. 

Bien, hasta aquí solo hemos hablado de la fuente de los sonidos, no del orden de los mismos en el tiempo y el espacio sonoro, es decir de la composición.

Esa composición, se estaba dando principalmente en Stockhausen, en ir mucho más allá de lo que el dodecafonismo fue; es decir, en hacer series no solo en la escala cromática, series respecto de la altura, con igualdad de parámetros lo cual significada la pérdida de un centro tonal, “Atonalismo”; sino que se estaba llevando ese serialismo a los demás parámetros de la música, y esto quiere decir; poner series en las dinámicas, en el ritmo, en el tempo, en el timbre, etc., en todos los parámetros de la música, lo que se llamaría “Serialismo Integral”. 

Este Serialismo Integran junto con aquellos Procesos Físicos de Señales Sonoras, grabados en estas nuevas Cintas Magnetofónicas, sería lo que se conocería como los inicios de la Música Elctronica Alemana o Elektronische Musik, la más pura de todas las músicas de este tipo, y ya veremos por qué.  

Se dice que fue Música Electrónica Pura, todo ves que no utilizó sonidos acústicos, ni sonidos del mundo, para su construcción, solo en ella existen sonidos generados a partir de procesos de señales sonoras; al contrario que en la denomina “Música Concreta” francesa, en donde se utilizaron sonidos de fuentes acústicas, tales como los sonidos producidos al golpear una superficie, o los producidos por un tren en marcha, o por los pitos de los carros. 

Una de las primeras obras relevantes de la Música Electrónica Alemana, fue “El Cántico de los Adolescentes en el Horno” de Stockhausen. 

Cabe resaltar que en este momento este tipo de música era solo de interés académico y científico. 

De otro lado, también es importante mencionar que en este momento, ya se habían empezado a mezclar sonidos acústicos con los procesos de señales sonaras. En esta obra se puede escuchar ambos con toda claridad, de un lado voces humanas con los procesos de señal, todo guardando siempre el “Serialismo Integral”.  

En este punto ya tenemos la Elektronische Musik en el escenario de la música, pero solo de la música académica, no ha llegado a popularizarse. Y es aquí cuando entra en escena la banda pionera de este género y que llevarían a esta música a escenarios de todo el mundo; quienes de alguna manera la popularizan. Ellos son Kraftwerk, y es en este punto de nuestra narración que volvemos al inicio; volvemos a escuchar la canción con la que empezamos “Radioactivity” una de sus más populares canciones. 

Kraftwerk es la banda alemana que sacó de las aulas a la música electrónica; fue formada por Ralf Hütter y Florian Schneider en 1970 en Düsseldorf, Alemania.

En la década de 1970 y principios de los años 1980, su sonido distintivo fue revolucionario, y tuvo un efecto duradero a través de muchos géneros de la música moderna. Llegando a ser considerados íconos de la cultura pop y llegando a influir un gran número de artistas por su música e imagen. 

Pero cómo fue que Kraftwerk tomó toda esa herencia de Stockhausen, pues sus fundadores: Ralf Hütter y Florian Schneider, fueron alumnos del mismo Stockhausen, y él los destacaría como unos de sus alumnos más destacados. 

Entonces; después de esa ilusión de una Alemania que dejaba a las demás naciones por medio de una distancia enorme en términos de desarrollo cultural y social, llegando a tocar, aparentemente, picos altísimos del pensamiento y del desarrollo. Llegó la caída más violenta y abrupta que nación alguna hubiese vivido. 

Y entonces, esa orgullosa nación, quiso olvidar por lo completo lo que fue y lo que la llevó a esa debacle, olvidando también lo que fue en su ser musical, y queriendo empezar de cero consiguió una nueva música que desatendía a todo su bagaje musical, tomando elementos que no tenían que ver con lo que estaba pasando en su nación, generando sonidos a partir de invenciones en un mundo donde la realidad no parecía penetrar, tomando estructuras a partir de otras lógicas siempre alejadas de su realidad. 

Esa es la Elektronische Musik, un escape, un inicio después del fin de un mundo al que nadie quiso regresar, una época en la que una nación empezó de cero y generó un universo, un otro mundo, tan fuerte y contundente que hoy en día es parte de su identidad.