miércoles, 21 de marzo de 2012

Somethings from miss Masback




Verso I: El corazón roto sangre, el delicioso olor del vino, la segunda copa; que bacano estaba allí.  Ella bailaba ante mí, tal vez no para mí pero quisiera pensarlo así.  Mi mano dichosa, encantada, amoblada en su espalda, y su espalda debajo de ese traje negro terciopelo, largo ceñido, muy ceñido, hermosamente ceñido, hermoso tan hermoso como su espíritu. Su cara  extrañamente cerca a la mía, muy cerca, inusual. Sus ojos su boca su piel a pocos centímetros tal vez milímetros de los míos. Nunca la había tenido tan cerca. Sí, estaba tan cerca muy cerca, pero su corazón  sus momentos y sus sueños siempre estuvieron  tan lejos de los míos.  


Coro: Voy a por cocaína, cafeína, heroína. Para escapar para intentar lo intentado lo que atrapa lo que vuela, lo  que se va sin remedio. ¿Qué puedo hacer? Ya está hecho; se va y yo me voy por cocaína, cafeína, por mi rutina.  



Verso II: Salí del baño escogí mi mejor pinta, me miré dos o tres veces cuidadosamente al espejo; ojos boca y cintura, lo demás, se lo dejé a la suerte ya que el espejo no me lo alcanzaba a mostrar. Salí apurado al pasillo tomé mi bici y felizmente nervioso fui hacia  Puán. Onda Vaga, a beautiful illusion from New England, el  baja y sube no se mantiene  porteño y muchas nostalgias. En el camino mucho de Goran con mis recuerdos con el tren penetrando el puente, como sacándome, como pasándome, como tocándome. Al llegar a Puán los nervios incrementaron y la felicidad se escondió en sus momentos. Fui al patio, al segundo piso, pase por el 324, por el pasillo, y aunque la veía en todas aquellas mujeres de  letras, a esos ojos, a esos ojos nos los pude ver.


Coro: Voy a por cocaína, cafeína, heroína. Para escapar para intentar lo intentado lo que atrapa lo que vuela, lo  que se va sin remedio. ¿Qué puedo hacer? Ya está hecho; se va y yo me voy por cocaína, cafeína, por mi rutina.  



Verso III: En la segunda parte de mi clase estaba inundado por la cafeína, mi mente iba a dos mil revoluciones más arriba que toda la clase junta. Y esto se debía solo a sus ojos, a la existencia de esa posibilidad. La posibilidad de ver sus ojos en el patio, en el segundo piso, en el 324, en el  pasillo. Cafeína de Puán en martes a la noche; posibilidad de esos ojos en el pasillo.


Coro: Voy a por cocaína, cafeína, heroína. Para escapar para intentar lo intentado lo que atrapa lo que vuela, lo  que se va sin remedio. ¿Qué puedo hacer? Ya está hecho; se va y yo me voy por cocaína, cafeína, por mi rutina.  



Outro: Nueve, veintiuna horas, la clase terminó, ahora es el momento del encuentro. Voy por otra dosis de cafeína como inyección también como medicina. Salgo del salón, tomo el ascensor, veo a dos chicos comiendo sus uñas. Bajo, segundo piso, el pasillo lleno de hormigas. Llego donde la dalear de la cafeína, me pregunta que si cortado le digo que sí, con cocaína. Entonces lo tomo, robo tres bolsas de azúcar y me dirijo al 324. Entro, hormigas por doquier. Una de ellas me mira, me reconoce, y ofrece su lado en la silla. Yo le digo no, camino al fondo del salón y me siento en la última silla, la de la derecha. Miro, miro, la busco con mis ojos afanados dilatados irritados desesperados...no logro verla. 





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