martes, 27 de noviembre de 2012

Rodilla rota


Sí, quiero escribir algo con la necesidad de sacar esto de mi alma, esto mismo que dejé entrar ilusionado; no fue más que el derrumbe de mi huida.

Es nada, es la nube gris que tapa este cielo, es este grito que traigo amarrado a mi cuerpo, que no se quiere ir, pero que no es más que lo que soñé; que al fin no era más que un sueño ajeno de nadie y de todos, de todos, de todos estos esclavos de corbata.

Hoy es un día más, oscuro y con la típica nube de smoke de esta ciudad. Todos van vestidos con sus trajes, con ese olor a paño perfume barato y hedor, ese hedor natural de sus trabajo compro, luego existo. Como siempre no encuentro un lugar para ser, o por lo menos una esquina que me deje ver la manera de ser, creo que no hay forma, no existe esa manera, solo era una invención de mi mente ingenua.

No más dijo el río cuando paró su cauce al ver adelante las inclementes ‘buenas nuevas’ del hombre egoísta que derramaba la sangre de sus hermanos. No más digo yo con las buenas malas de este día vida huida, que no ha sido más que un enorme choque con el horizonte imaginario que un día quise tener. 

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