viernes, 23 de abril de 2021

Sosiego

Cuando los Smartphones se tomaron el mercado generando una nueva y eficaz manera de comunicación, él aún persistía en su Nokia 1100, y además de esto, solo lo usaba para mensajes de texto. No le gustaba ningún ruidoso ringtone interrumpiendo los momentos de sus días, y menos una notificación de actualización o una videollamada o un “hola qué haces” en algún chat; así que se sostenía en solo tener este pequeño amigo finlandés; siempre en silencio y sin vibración. 

Sin embargo, en el momento en que la ‘conoció’, a pesar de aquella resistencia inicial a estas tecnologías, a esa suerte de romanticismo idealista, a esa posición anti Silicon Valley y a esa actitud panfletaria de: “no pasarás globalización informática”, finalmente cedió ante las necesidades y tragedias de la nueva era. Así que mucho antes del inicio de la pandemia, ya tenía su Smartphone con Facebook, Instagram, WhatsApp, etc. 

Entre esto, fue un “like”; un pequeña y sutil presión con su pulgar izquierdo, lo que resultó en casi un año de conversaciones diarias, de cruce de experiencias, links, memes. Todo esto le llenó de sosiego en las desesperantes soledades de las prolongadas cuarenteneas. Pero era su vozrealmente la que le hacía mantener esa resistencia ese interés en conocerla cada día más, a pesar que viviera en otro país y fuese más lejana aún la posibilidad de un encuentro. La dulzura de esta voz; ese calor ese tonito agudo de sus palabras le daba toda la tranquilidad que necesitaba. Todo esto, porque ella había tomado la costumbre de enviarle mensajes de voz cada noche antes de dormir; estos, con el pasar de los meses se convirtieron en saludos más largos acompañados de lecturas de cuentos cortos, de los cuales él adquirió cierta dependencia para conseguir un buen sueño. A este punto ya le había sugerido muchas veces que hicieran una video llamada, pero ella respondía diciendo; “Aún no es el momento”. 

Un viernes compartiendo unas cervezas con algunos amigos, comentó su relación con esta chica por chat, entonces todos hicieron chistes sobre esto, pero hubo uno que le quedó rebotando en la cabeza; la idea que aquella chica del chat, de la que sentía aquella necesidad aquella dependencia, no fuera más que un algoritmo generado por algún tipo de inteligencia artificial, una estafa de la era digital en la cual había caído, y quizás estaba corriendo peligro. Empezó a investigar y encontró que era posible emular la voz humana creando una nube de fonemas; es decir, miles de partículas de voz pregrabadas y guardadas en algún lugar de la web. Y este lugar, podría ser visitado por una suerte de inteligencia artificial que por medio de un algoritmo posibilitara la construcción de palabras y frases dotadas de emociones y sentido. 

Después de saber esto, le solicitó que hicieran la video llamada de manera tajante, ella notó su cambió de actitud y sin problema accedió a hacerla. Después de terminarla y verla tan humana como la pantalla lo permitía, ya conociendo el rostro donde habitada aquel sonido dulce de su voz, regresó la tranquilidad y el sosiego. Después de unos días y mientras se aplicaba Shampoo en su pelo durante su baño; pensó que del mismo modo cómo existía este algoritmo que permite la emulación de la voz humana, podría existir también un algoritmo capaz de imitar el rostro humano en el video… Sin embargo, después de abrir la llave de agua fría para juagar su cabeza ripostó su cerebro; aún si fuera una máquina, ‘esto’ te está dando tantas alegrías que no estaría tan mal seguir abriéndole tucorazón, total es solo cambiar el medio, y tanta diferencia no habría entre lo humano y la maquina en este contexto, mientras tu sosiego y tranquilidad no desaparezcan

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