He logrado tener
buenas sesiones de grabación de las guitarras, sin embargo no ha sido fácil, porque
tengo una guitarra vieja que heredé de la familia de mi Mamá y a veces presenta
ruidos, o situaciones como que la quinta cuerda tiene más presencia que la
sexta cuando afino en Drop D, como que unos días la escucho más brillante que otros.
Es un guitarra tanguera que mi Abuelo le mandó a construir en los años sesentas
a una de mis Tías para que estudiara música, luego pasó a mi Mamá pero no le
prestó mucha atención y volvió a la casa de mi Tía donde estuvo guardada muchos
años hasta que yo la descubrí a fines de los noventas. En ella toqué mis
primeras canciones, del Rock en español y las clásicas colombianas que por esa
época me estaba enseñando e viejito que me daba clases. Después empecé a
llevarla a mis noches de parque en las que muchas veces borracho le di un
montón golpes que le generaron severos daños, pero el mayor daño fue haberla
pintado con Oleo en una noche de “inspiración artística” con dos amigas que
estudiaban artes plásticas, esto le disminuyó enormemente su resonancia, y
junto con aquellos golpes, quedó casi muda. Después, antes de empezar a
estudiar música, la lleve donde un Lutier y la restauré cambiando todas sus
clavijas, arreglando sus caja y adicionándole un sistema de micrófono con el ánimo
de volverla electroacústica, y esto fue mi mejor disculpa ante tantas cagadas
que le di a la pobre; quedó única. Ahora tiene un color hermoso que solo en
ella se puede dar, pero también genera ruidos, trasteos y vibraciones que
cuando la tienes en una sesión de grabación son un enorme problema.
Ayer, luché con estos ruidos; pero cómo cambiarla por la Yamaha, si ella es mi sonido, pero como reemplazara si ella es aún con sus trasteos. Al fin, estuve contento de las imperfecciones sonoras y decidí continuar, porque la perfección es solo un vicio de las maquinas.
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