Todas las canciones son hermosas como las mujeres,
cada una tiene su magia, depende de la capacidad para descubrirla, y hacerla
relucir de cada quien.
Tengo seis canciones ahora, quizás sean más o
menos. Con ellas he logrado avanzar satisfactoriamente en los últimos días, me
han dado la suerte de escuchar al fin lo que quiero. Entre pensé que quiero
hacer de esto un trabajo muy serio mezclando lo que estoy haciendo en este
momento, escribir con construir canciones, también pensé que en el escribir
para cada cosa de trabajo podría aclarar mis argumentos frente a posturas tan
claras como mis concepciones frente al mundo actual, la familia, el trabajo
etc. Todo esto quiero en este trabajo, para al fin empezar, aunque ya he
empezado… bueno para empezar con más
fuerza, o con otra fuerza.
El día que me caí pensé en dejar la música definitivamente
y ocuparme en solo hacer dinero, porque lo necesito ahora, como siempre. La
pensé en dejar en ese momento, a parte porque estaba borracho, porque sentía
que no voy a ningún lado y que no me da lo que necesito en este momento. Pero
me empecé a preguntar; cómo dejarla si es la “cosa” en la que pienso toda la
noche para levantarme a mejorarla, la que me motiva los días, la que llena los vacíos
de las soledades que vienen a visitarme a diario. Mientras me recuperaba, pensé
que ella ya es parte de mí, y que en ella encuentro todo lo que salgo a buscar,
cuando salgo a buscar algo. Creatividad, fantasía, cosmogonías, introspección, comunicación,
disciplina… en fin todo esa que es la libertad.
Quiero documentar todo por medio de la escritura,
desde mis viajes equipos de grabación hasta mis conexiones personales con cada
canción. Acá, en todo, hay posturas políticas; por ejemplo el querer hacer todo
solo con lo tengo, porque no tengo plata es cierto, pero también por ese
fastidia que le tengo al estúpido consumismo.
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